Andaba yo estos días buscando un tema sobre el que escribir mi siguiente post en este blog, teniendo en cuenta que ya hace una semana del último, y resulta que es coger este mediodía La Nueva España y aparecer la inspiración y el fluir de las ideas a buen ritmo.
Casi todos los días que pillo ese y otros periódicos por banda busco entre las páginas de Sociedad alguna noticia relativa a la educación. Últimamente las menciones que venían en los artículos eran relativas a los presupuestos que presentó en la Junta General del Principado la Consejera de Educación, Ana Isabel Álvarez y que, como todo en esta Asturias nuestra en lo referente a la política autonómica, va para sainete de los buenos, pues no hay manera de que se pongan de acuerdo los que hemos escogido para que nos gobiernen porque básicamente, quienes se oponen lo hacen porque no son ellos los que los firman.
La cuestión es que hoy aparece una información que no por conocida de tiempo ni por verídica deja de ser llamativa, creo que para todos. Dice la noticia, detrás de un titular al que calificaré de semi-impactante ("La concertada le sale barata al Principado"), que el gasto en Asturias anual en cada alumno escolarizado en los centros de la red concertada asciende a 3.083 euros, mientras que en el caso de los alumnos de la red pública el gasto se eleva a casi 8.000 euros. Es decir, casi el triple.
Ese dinero que, recordemos, es por alumno y año, se reparte en diferentes partidas, aunque la principal es el pago de salarios de los docentes. Unos docentes que tienen un salario base 1.250 euros anuales menor que el de sus homónimos de la pública con una jornada laboral con 25 horas lectivas semanales frente a las 21 de los profesores de colegios públicos en Primaria y 18 los de Secundaria. A eso le tendríamos que sumar los ratios profesor-alumno, las horas de apoyo concedidas a cada centro, los complementos, trienios, sexenios... hasta el punto de que con cierta antigüedad la diferencia entre unos y otros rondará los 5.000 euros anuales.
A la vista de estos datos y teniendo en cuenta que los colegios públicos aglutinan al mayor porcentaje de alumnado de la región, es evidente que el desequilibrio del total de las cantidades invertidas en una y otra redes es bestial.
Y ahora me pregunto yo... ¿Y los resultados de esas inversiones son equivalentes a cada desembolso? La respuesta la conocemos todos más que de sobra: No, no lo son. No son equivalentes. Lo que son es inversamente proporcionales. Desde hace mucho años. Y con pintas de seguir así.
Me pregunto si la Consejera de Educación del Principado y todo su equipo, la corte de inspectores y altos cargos, los nuevos y los que han sabido sobrevivir al cambio de Gobierno y a los escándalos, se acordarán de que en su programa electoral apuntaban como aportación a la educación asturiana la instauración de la financiación a los centros según sus resultados y si serán capaces de hacer algo al respecto en los presupuestos ya del año que viene, que en los de este bastante tiesos andan ya con la oposición.
¿Y cómo medimos esos resultados para que la inversión económica se equilibre? Muy fácil. Hagan ustedes evaluación de la práctica docente, revisen convenientemente los casos de bajas "no demasiado claras o convincentes" en colegios públicos y concertados, estudien los resultados de PAU, de evaluaciones de diagnóstico... O directamente creen en sus consejos de sabios (que alguno habrá) una manera de establecer baremos por resultados. Hagan categorías y fomenten la competitividad entre los centros, que será muy sana, y dejémonos de una vez por todas del trato supuestamente "igualitario" a todos los colegios cuando a unos les damos el triple de medios que a los otros.
Y déjense de tolerar amenazas de paros, huelgas, movilizaciones y protestas de los sindicatos de la escuela pública con sus peticiones de eliminación de conciertos por el mero hecho de que resulta que sus colegios no se llenan y en la práctica totalidad de centros concertados cada año hay un número de excedentes elevadísimo. Ese es otro de los indicadores de la calidad del tabajo de los profesionales, docentes y personal de servicios, de unos y otros colegios. Seguramente el más fiable, ya que expresa cuantitativamente la opinión de los clientes, esas miles de familias asturianas que, curso tras curso, apuestan por los centros de la red concertada antes que por la pública. Por algo será.
Lo curioso es que nunca hemos pedido que nos igualen el sueldo al de un funcionario. Siempre hemos entendido que el valor de unas oposiciones (único argumento de defensa de esos sindicalistas liberados que me puedo creer). Pero sí que lo equiparen. O, al menos, la jornada, que me sé yo de unos cuanto que haríamos maravillas con tres o cuatro horas libres a la semana en horario lectivo para poder corregir, preparar clases y no tener que llevar tanto para casa. Bueno, ya puestos, que equiparen las dos cosas, sueldos y horarios.
Pero nos vendrán con la crisis o con otros argumentos más o menos creíbles, como siempre han hecho, y todo seguirá igual. Y nos daremos con un canto en los dientes. Y lo haremos mientras los de la pública sigan saliendo a la calle a pedir más inversión, más medios, una escuela laica, y que no les hagan trabajar las horas que cobran, por supuesto.
Es que no hay derecho.