martes, 10 de enero de 2012

De salidas culturales y un crack de estos talleres

Hay muchas maneras de marcar la diferencia en el trabajo. Uno puede destacar entre sus colegas por tener amplios conocimientos específicos de su labor, por realizarla con una eficiencia muy por encima de los demás o, como pasa en muchos casos, por el interés y la dedicación que pone en el desempeño de su tarea. Y aquellos que reúnen todas esas características son los que los humildes currantes consideramos como genios en su campo o ejemplos a seguir si es que se dedican a lo mismo que nosotros.





En lo que respecta a la enseñanza o, mejor dicho, en todo lo que tiene que ver con la educación y formación de los más jóvenes, los elogios y reconocimientos muchas veces se quedan en el más absoluto anonimato y secretismo de conversaciones entre pocas personas o en el aprecio mostrado por los "clientes" hacia el profesor. Pero nunca, salvo honrosas excepciones, se lleva uno un reconocimiento público o una compensación económica, ya que uno es asalariado de la Administración, que paga por titulación y ocupación, que no por méritos en el trabajo. Aunque el Gobierno regional actual y, parece que también el nacional, pretendan hacer algún cambio al respecto (según prometían en sus programas electorales).

Yo hoy quiero hacer un reconocimiento público (en la medida que este cuaderno pueda considerarse eso, público) de un fenómeno de su profesión, muy cercana a la nuestra de docentes. Es uno de esos monitores que nos encontramos cuando hacemos una salida cultural de las varias que programamos con nuestros alumnos cada curso.






En esas actividades valoramos que la propuesta sea atractiva para los niños, que sea entretenida, participativa, dinámica y que tenga buenos contenidos que completen lo que en el aula están aprendiendo. Esto último es casi lo de menos, ya que muchas veces lo que se busca es conceder a los alumnos y, por qué no decirlo, a nosotros mismos, un día fuera del aula más relajado de lo habitual.

Lo malo es que muchas veces nos encontramos con talleres que, en realidad, no son más que charlas monótonas y aburridas de gente que suelta un rollo sobre el tema en cuestión y que en los primeros diez minutos ya ha perdido la atención de los alumnos, decepcionados por la pasividad y falta de cercanía del monitor capaz de convertir el mejor de los talleres en una propuesta aburrida y gris.




El caso contrario a todo esto, es decir, ese monitor que es capaz de mantener la atención de los alumnos durante dos horas, de llegarles, de ilusionarlos, activarlos y que mantengan al irse la sonrisa con la que llegaron es LUIS ALBERTO FERNÁNDEZ, un auténtico crack que deleita a quienes nos acercamos a alguna de las actividades que se desarrollan en el Museo del Pueblo de Asturias. Puede que algunos de los que leáis esto sepáis de quién hablo; es ese chico jovial, cercano, ilusionado e ilusionante que hace que niños de cualquier edad adoren participar en sus talleres en los que, con actividades entretenidas, lúdicas, participativas y competitivas aprenden cosas sobre la cultura asturiana, nuestros antepasados y sus costumbres, sus vidas, sus formas de vestir o de trabajar.





Hoy escribo sobre él porque esta mañana estuve con mis alumnos en uno de sus talleres y, una vez más, triunfó. Y hablando con él me he dado cuenta que vive lo que hace, que disfruta cada taller que desarrolla y que si hubiera justicia en este mundillo, merecería un gran reconocimiento público o, al menos, más fondos para poder llevar a cabo sus talleres, mucho más amenos que la mayoría y, seguramente, de los más solicitados por los profesores cada curso. 

Por todo ello, Luis, te mereces que te digan, una y cien veces: CRACK  

1 comentario:

  1. Dios mío Jaimeeee!!! Me has emocionado! Te agradezco tanto estas palabras tan cariñosas!!! Desde siempre he sentido una gran atracción por el mundo del arte... Mi deseo, transmitir esa pasión a los demás, especialmente a los más pequeños que tenemos la obligación moral de educar en el gusto y en el aprecio a la cultura (tan denostada y poco valorada hoy). Mi ilusión, que llegue el mensaje. Y esas sonrisas al marchar, o cuando me paran por la calle con sus padres a saludarme, o se apuntan a mis talleres..., el cariño y el respeto con el que me tratáis los profesores (muchos ya amigos) es mi reconocimiento con mayúsculas. Qué importante vuestra labor! Ese trabajo del día a día... Todos los días tengo la suerte de trabajar con dos profesores y me quito el sombrero con la calidad del profesorado que hay en Gijón. Queda mucho por trabajar, eliminar prejuicios sobre los museos, dar más importancia a lo cultural, educar a estos chavales que viven una época coplicada a todos los niveles. Y en fín..., ahí estaremos tú, yo y todos los que creemos en esto. Fantástico tu blog... Lo pienso visitar a menudo y Jaime... un abrazo muy fuerte porque hoy me has hecho muy feliz. Gracias de corazón Luis
    Un beso a todos los chicos/as que vinieron al taller. Los recuerdo con mucho cariño. Se implicaron muchísimo en el juego y obtuvieron unos resultados geniales. Espero veros a todos muy pronto. Un beso Luis

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