Esta semana he perdido la sanísima costumbre de escribir un post cada dos días, así que ya necesitaba un poco de terapia de escritura compulsiva porque se van acumulando tensiones a lo largo de la semana laboral que no son nada buenas para la salud. Así que, aunque el déficit de sueño es grande y las ganas de siesta no son menores, entiendo que necesito aporrear el teclado sin compasión durante un rato y dar la tabarra a los incautos que, una vez publique lo que estoy escribiendo, osen leer lo que de aquí llegue a salir.
Y me he dicho: ¿a quién atizamos hoy????? Pues a los sindicatos. Pues venga, vale.
Leo en www.lne.es que OTECAS (sindicato mayoritario en la enseñanza concertada de Asturias) está celebrando hoy su décimo aniversario. Y yo me pregunto qué narices están celebrando. Como profesor de un centro de enseñanza concertada no creo que estemos para muchos festejos. Quizá celebran que las mismas tres personas llevan chupando del bote durante diez años. Porque el fruto de esos diez años no me parece mucho motivo de alegría. Hemos hecho dos huelgas que no han servido para absolutamente nada.
Llevo como profesor los últimos siete años y ya el primero de ellos conocí a la terna de sidicalistas de OTECAS cuando nos vinieron a informar de todo lo que iban a conseguir: equiparación de sueldos y jornada con los profesores de la pública, paga de los 25 años, sexenios... temas que, a día de hoy, siguen siendo su principal frente de lucha. Y lo son porque siguen sin conseguir nada al respecto. Basta recordad que Asturias es la única Comunidad que tiene bloqueada la paga de 25 años. La única.
Recuerdo la discusión que tuve, tres años más tarde, con una de los tres sindicalistas liberados que creo tiene OTECAS. Al menos son los mismos tres que hacen campaña para que te afilies, te presentes por ellos en tu colegio, que salen en el periódico, que se entrevistan con la Consejera... Fue una discusión porque intentaba vendernos la moto de que estaban muy cerca de conseguir la paga de los 25 años y de mejorar sensiblemente las consiciones laborales de los profesores de la enseñanza concertada. Le pregunté si ese no era el mismo discurso de unos años antes y si es que en ese tiempo no habían sido capaces de conseguir nada. Recuerdo que se puso algo nerviosa, sobre todo cuando le recordé que habían quedado en pasarse por el colegio a la hora del recreo, que duraba 20 minutos y había llegado cuando sólo faltaban cinco para que terminase, cuando no tenía nada más que hacer en ese momento porque, como digo, está liberada.
Indagando en la página de OTECAS me encuentro un artículo de El Comercio del día 30 de septiembre en el que se dice que los representantes del sindicato aplauden todo lo que la Consejera de Educación explicó en su comparecencia del día anterior en la Junta General del Principado, calificándolas de grandes noticias para la enseñanza concertada aunque, en aquel momento, sólo eran palabras y no hechos. Bueno, me encuentro eso y que un profesor de la pública con dos sexenios gana unos 5000 € al año más que uno de la concertada con la misma antigüedad.
Han pasado dos meses de aquello y resulta que el Secretario General de OTECAS dice en la celebración del cumpleaños del sindicato que, hasta ahora, sólo han recibido buenas palabras de parte de la Consejería, pero que sigue sin haber nada claro.
Es decir, que diez años después, ahora con un Gobierno regional que se supone mucho más cerca ideológicamente de la enseñanza concertada que el anterior (imputado, por cierto) seguimos sin avances. Aunque cuando nos vean, nos seguirán diciendo que están muy cerca de conseguir la paga de los 25 años, la equiparación salarial y de jornada, el aumento del profesorado y todo lo demás.
Pero, mientras tanto, seguiremos siendo la Comunidad Autónoma en la que mayor desfase hay entre salarios y jornadas de un profesor de la pública y uno de la concertada de todo el territorio nacional.
Y que conste que yo no pido igualdad, que quienes han sacado una oposición entiendo que tengan derecho a más sueldo y menos horas lectivas, pero sí que pido equiparar. Y ya de paso, incentivos por resultados. A ver cuánto ganaba cada uno.
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